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viernes, 10 de mayo de 2013

Como embajador azulgrana, es una “Maravilla”

Nota de la edición impresa N° 241


Pablo Sarmiento, el entrenador del campeón mundial de boxeo Sergio Maravilla Martínez, le contó a La Revista del Ciclón que en la pelea con el británico Martin Murray no se puso la camiseta cuerva porque se lo prohibieron los dirigentes de Vélez. Además, repasó su historia como hincha, expresó su deseo de volver a Boedo y aseguró: “Si peleaba en San Lorenzo, ganaba seguro”

por Gastón García

Para el mundo del boxeo, Pablo Sarmiento es el coach de Sergio Maravilla Martínez, el flamante Campeón Mundial Peso Mediano. Pero, para el mundo azulgrana, Sarmiento es el cuervo que el 16 de septiembre de 2012, en Las Vegas, se subió al cuadrilátero del Thomas & Mack Center con la camiseta de San Lorenzo para festejar el histórico triunfo de Martínez sobre el mexicano Julio César Chávez Jr. El cordobés Pablo Sarmiento es, también, ese que el 27 de abril pasado sufrió, a un costado del ring armado en la cancha de Vélez, la primera defensa que Maravilla realizó de su cinturón, que terminó siendo un difícil y ajustado triunfo sobre el inglés Martin Murray. Pero, para los integrantes del pueblo sanlorencista, Sarmiento es, simplemente, el cuervo que copó el frío estadio de Liniers con una remera de la Vuleta a Boedo, llevando esa histórica gesta a millones de casas de todo el mundo, a través de la pantalla de un televisor. Y, esta vez, con el doble mérito de haber engañado a los dirigentes velezanos, que le prohibieron usar la camiseta de San Lorenzo en su estadio. El coach de Maravilla fue educado, cumplió la orden y no se puso la oficial. Pero, sí se puso una de la Vuelta a Boedo. O sea, mejor aún. Por todo esto, Pablo Sarmiento se ganó un lugar en esta sección destinada a los Cuervos de Ley.

Repasemos tu historia como hincha, Pablo…

Todo arrancó cuando tenía tres años, me hicieron del Ciclón mis padrinos.

¿Recordás tu primera camiseta?

Cuando era chico mi madre trabajaba en una casa, limpiaba y como no tenía dónde dejarme me llevaba con ella. Los dueños de esa casa, que eran gente de mucho dinero, eran hinchas de San Lorenzo y un día me regalaron una camiseta. Esa fue la primera que tuve.

¿Qué recuerdos tenés de tu infancia azulgrana?

Uf, muchos. Pero uno lindo es que cuando jugaba al fútbol siempre me ponía la camiseta y decía que era el Gringo Scotta. Fue mi ídolo de pequeño.

Algún otro…

El Bambino Veira. Ese es otro ídolo que siempre soñé conocer.

¿Cuál es el equipo que más recordás?

El del ‘95, que lo seguí bastante. Cuando se jugó la final en Rosario, en mi pueblo (Las Varillas) se armó una fiesta impresionante.

Y ahora, de repente, te convertiste en un embajador del Ciclón que anda mostrando los colores por todo el mundo…
 
Para mí es un orgullo enorme ponerme la camiseta de San Lorenzo, esté donde esté. Por eso, cada vez que Maravilla sube a un ring no lo dudo y salgo con la azulgrana.

¡En Vélez no te dejaron!

Cuando se arregló la pelea, de Vélez nos exigieron que no podíamos ponernos la camiseta de otro club.

Pero, indirectamente, te lo estaban prohibiendo a vos por lo que vieron en Las Vegas…

Mmm… (prefiere no contestar).

¿Fue algo establecido por contrato?

No, pero fue una orden de palabra que nos pidieron que cumplamos.

¿Te dio bronca?

Sí, obvio, porque yo siempre quiero subir con la camiseta de San Lorenzo.

Igual, te diste un gustito…

(Risas) ¡Más vale! Yo los colores los llevo a todos lados y, ese día, estuve todo el tiempo con una gorra de San Lorenzo y con una remera de la Vuelta a Boedo que me mandaron al hotel.

Además, la camiseta oficial ya te la habías puesto en Las Vegas. ¿Una pelea que no vio nadie, no?

Sí, claro, la habrán visto algunos apenas, je. El orgullo de haberle mostrado los colores de San Lorenzo a todo el mundo, cuando Maravilla le ganó a Chávez y le arrebató el cinturón no me lo va a quitar nadie.

¿Te hubiera gustado que el campeón pelee en San Lorenzo?

¡Imaginate! Hubiese sido cumplir un sueño más…

Y, quizás, cambiaba el resultado de la pelea…

Seguro, con el aliento de la gente de San Lorenzo hubiese ganado más fácil.

¿Cuántos años de boxeo profesional le quedan a Maravilla?

Dos o tres, más o menos.

Los hinchas de San Lorenzo soñamos con inaugurar el nuevo estadio de Boedo en mayo de 2016. ¿Te lo imaginas peleando ahí?

Sería algo hermoso, pero lo veo complicado, porque creo que para esa fecha ya va a estar retirado.

Bueno, al menos se podría armar una exhibición…

Eso estaría buenísimo. Será cuestión de hablarlo y ver cómo están las cosas en ese momento. Igual, lo más importante es que se pueda hacer la cancha para esa fecha. Sería algo impresionante.

¿Compraste metros cuadrados?

Aun no, porque no tuve tiempo para acercarme. Pero cuando esté en Buenos Aires y vaya a la cancha quiero comprar algunos metros para participar y colaborar con la vuelta.

Gasómetro Ringside
El 30 de marzo de 1957, el viejo estadio de San Lorenzo fue el cuadrilátero elegido por Pascual Pérez, el primer argentino campeón mundial de boxeó, para defender su cinturón frente al galés Dai Dower. Las crónicas de la época reflejan que Pascualito peleó ante “más de 85 mil personas”.

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