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sábado, 31 de octubre de 2009

La Revista del Ciclón 196


Editorial

Los fantasmas de Santa Fe

Por Jorge Fuentes

Algo debe pasar en Santa Fe. Evidentemente, en esa ciudad hay algo que afecta los cerebros de los jugadores de San Lorenzo de Almagro. Como si fuera una especie de Triángulo de las Bermudas en el que el juicio de algunos futbolistas azulgranas desaparece misteriosamente.

Ocurrió en el torneo pasado, cuando el equipo de Miguel Russo perdió 3 a 0 con el Sabalero y sufrió las estúpidas expulsiones de Jonathan Santana, Gonzalo Bergessio y Jonathan Botinelli, en lo que fue el partido previo al papelón realizado en la Copa ante San Luis, en México. Y volvió a ocurrir hace tres días, cuando parecía que ese tipo de acciones irresponsables ya habían quedado totalmente sepultadas.

Esta vez, lo que sucedió fue más insólito y vergonzoso aún. Dos jugadores del Ciclón se pelearon en el entretiempo, a los manotazos, y el árbitro se vio obligado a expulsar a uno de ellos cuando los primeros 45 minutos ya habían concluido. “San Lorenzo, a las piñas”, fue el título que eligieron la mayoría de los noticieros para graficar lo sucedido, en lo que fue la gran noticia del lunes, que hasta llegó a eclipsar a los ecos del superclásico. Justo ahora que San Lorenzo venía dando pasos seguros, en silencio, escalando peldaño a peldaño en el Apertura y en la Sudamericana, a Pablo Pintos y a Renato Civelli se les ocurrió dirimir sus diferencias futbolísticas (ojalá sea sólo eso) a trompadas limpias y a la vista de todas las cámaras. Increíble. Insólito. Imperdonable.

Sergio Pezzota echó correctamente al uruguayo y nos dio una mano al no expulsar también a Civelli, como correspondía. El partido, entonces, quedó en un segundo plano. Porque no fue la derrota en sí lo que más dolió. De hecho, el Ciclón sigue ahí nomás de la punta. Lo que más preocupa es que volvieron aparecer los fantasmas que tanto nos lastimaron en los últimos tiempos. “Otra vez un plantel que se autodestruye y que se va a volver a cagar en la gente”, fue el pensamiento generalizado.

Para colmo, tampoco ayudó la actitud de Diego Simeone, protestando todos los fallos del árbitro (en la mayoría ni siquiera tenía razón). Esos gestos ampulosos le terminaron agregando más nerviosismo a una situación de por sí frenética.

Otra vez Santa Fe. Otra ves esos fantasmas. Pintos, Civelli, Cholo, muchachos: Por favor, traten de no desilusionarnos. Ni siquiera le pedimos que salgan campeones de alguno de los torneos que están jugando, con que sigan dejando el alma en la cancha como lo vienen haciendo, nos alcanza. Y si tienen que pegarse algunos coscorrones, que sea afuera de la cancha. Desde ya, muchas gracias.

La columna del Hermano Cuervo

Las piñas que más duelen

Por Eduardo Bejuk

Los Camboyanos también se agarraban a trompadas. Y muchos estaban peleados entre sí. No había, sin embargo, camionetas 4x4 alrededor suyo, ni jugaban a la play-station, ni cobraban al día, ni tenían facebook. Otras épocas. Más románticas, uno cree, porque la nostalgia tiñe todo de otro color y nos retrotrae a momentos felices, jóvenes, donde el juramento de amor a San Lorenzo iniciaba su camino de fidelidad inquebrantable.

El anterior plantel fue, seguramente, uno de los más cuestionados de la historia, repudiado de una forma pocas veces vista. Y varios de sus líderes puertas adentro ya no participan de la vida interna, apuntados como los principales responsables de una decepción mayúscula. La mentada “limpieza” la hizo la gente más que la dirigencia. Y empezó otra etapa, con algunos caciques conocidos y otros recién llegados. Rivero --cinta de capitán al brazo-- cambió su actitud, asumió el liderazgo y se transformó en figura, secundado por el idolatrado Bernie Romeo.

Mientras tanto, Migliore (con doble mérito por el rechazo inicial que causó su contratación) y el Kily González encabezaron la nueva camada y convencieron a todos de su aporte positivo. De repente, San Lorenzo conformó un grupo con aires camboyanos: ganando o perdiendo, jugando bien o mal, de local o de visitante, uno sabe que el equipo deja la vida, contagia, invita a seguirlo y no decepciona nunca desde lo emocional.

Punteros, cerca de la semi de la Copa, felices... Hasta que Civelli y Pintos nos llenaron de viejos temores. No. Por favor. ¡Otra vez no! Si el grupo se contamina, ya sabemos lo que se viene. Esta tarde, muchachos, seamos camboyanos: las piñas las dejamos en el vestuario. Y en la cancha, el corazón.

"Me llevé un poco de pasto a mi casa"


Diego Díaz pudo conocer el Gasómetro pero en sus tiempos más difíciles. Sufrió su desaparición como todos los cuervos y también sueña con volver algún día. En una charla con esta revista, nos cuenta su visión sobre la Vuelta a Boedo. También nos revivió, con mucho orgullo, como cumplió su sueño de ser jugador del Ciclón.

Por Gastón García

Diego Díaz es un verdadero “cuervo de ley”. Vivió su infancia yendo al Gasómetro de Avenida La Plata, tanto a alentar al Ciclón como a jugar al fútbol dentro del club. Sufrió como todos la desaparición del estadio, del que alguna vez se llevó pasto a su casa, con la nostalgia de saber que estaba por desaparecer. Hoy trabaja en varios programas de fútbol de radio y TV y siempre disfruta de reconocer su pasión azulgrana. Charlamos con él para la sección “Pensando en la Vuelta” y como bonus track nos contó cómo se cumplió el máximo sueño de su vida: “defender profesionalmente la camiseta azulgrana”.

¿Conociste el Gasómetro, Diego?
Sí, claro que lo conocí. Mis viejos eran de la zona, me llevaban a avenida La Plata a jugar al fútbol. Y también he ido con mi vieja hasta los 9 o 10 años. Con ella a la platea de mujeres que tenía el Gasómetro, ahí pegado a la tribuna local. Me quedaba siempre pegadito al banderín del corner que daba a avenida La Plata por el sector derecho. Mi viejo se iba a la tribuna y después volvíamos todos juntos a casa.

¿Qué recuerdos futbolísticos te dejó el estadio?
La verdad que no muchos. Pensá que eran los años 78/79 y era un San Lorenzo que andaba muy mal. Para los que vivimos esos poquitos años del estadio, futbolísticamente no nos quedaron grandes recuerdos. Los resultados casi siempre eran malos.

O sea que lo que más te dejó el estadio tiene que ver con lo sentimental…
Así es. Eran años no muy buenos, el equipo no hacía buenas campañas y la gente estaba mal. En esa época uno empezaba a conocer de a poco hinchas que hoy son mis amigos. Cacho Papasso, el Colorado, el Panadero, Madera, el Tano Franco, Milanesa, y muchos más. Uno veía como sufrían y ya se vivían esos momentos institucionales con mucha tristeza. Eran tiempos feo, que nos terminaron dejando sin cancha, que nos mató en lo sentimental.

Te quedó algo material del estadio…
Mirá, cuando ya no se jugaba mas profesionalmente, a los que íbamos a jugar a la pelota a Avenida La Plata nos dejaban meternos a la cancha, y uno se creía que era un jugador profesional. Pero cuando veías los tablones que ya se estaban abandonando, el pasto crecido, y todo como lamentablemente empezaba a ser historia, te daba mucha nostalgia. Recuerdo que cuando nos decían que de un momento a otro en ese lugar se construiría un supermercado, me lleve un poco de pasto a mi casa, pero ya no lo tengo más.

¿En qué creés que afectó o perjudicó más la pérdida del estadio en la vida de San Lorenzo?
Y… uno no reaccionaba, por ser chico pero después, cuando se cerró, y mas tarde vino el descenso, fue toda una situación de mierda que nos hizo tocar fondo. Por suerte, de la mano de la gente se empezó a resurgir. La vuelta a primera, reventando Ferro, Vélez, la Bosta, River, la Quema. Pero una vez que pasó el envión, en los años ’84/’85 los hinchas estábamos cada vez más molestos por no tener tu casa, tu identidad. Molesto por tener que darle vida y plata a clubes chicos y ahí empezaron las promesas, las colectas. En fín, años verdaderamente difíciles.

¿Creés que la vuelta del estadio a Avenida La Plata es algo posible?
Y la verdad no sé cuánto hay de realidad y cuánto de ilusión. Pero sin dudas que ojalá así sea.

Se están comprando muchas propiedades aledañas a la sede del club. ¿Te parece que sea un camino a seguir para lograr el máximo sueño?
Todo lo que sea por el bien de San Lorenzo bienvenido sea. Lo que hacen agrupaciones como la Subcomisión del Hincha me parece muy positivo. Tengo mucha gente conocida
ahí, y se que todo lo que hacen es por amor al club.

¿En qué creés que se beneficiaría más San Lorenzo volviendo a Boedo?
Y… sería algo totalmente distinto. Se que el estadio que tenemos es bárbaro. Yo viví dentro de la Ciudad Deportiva los fines de semana durante años. Veranos enteros. Cuando sólo eran quinchos, pileta y en el medio canchas, pasto y nada mas. Ahora se creció muchísimo. Y tener la cancha de nuevo fue fundamental para el club. Así empezaron a llegar los resultados, volvimos a ser campeones y a partir de ahí volvimos a ser el tercer grande de la Argentina, separándonos del resto. Imaginate todo lo que podría pasar si tuviéramos el estadio en Avenida La Plata. Sería una revolución cuerva.

¿Creés que la dirigencia el club está comprometida con la vuelta?
Se que si es por Rafa (Savino) ya trasladaría la cancha. La arrancaría y la pondría donde debería estar. Pero imagino que no es algo fácil. En esta época, donde la Capital tiene tanto estadios, tener otro más en pleno corazón de Buenos Aires no se si se podría…

¿Pero vos soñás con eso?
¿¡Y qué hincha de San Lorenzo no sueña con la vuelta!? Si es por un deseo: ojalá se concrete. Si es por ayuda: lo que esté a mi alcance, San Lorenzo lo tendrá.

Cambiemos un poquito de tema, Diego. En esta revista siempre decimos que hay un grupo selecto de hinchas que se dieron el privilegio de vestir profesionalmente la camiseta azulgrana. Casos como el de el Chino Saja, Gonzalo Rodríguez y algunos otros. Vos también tuviste esa suerte. Contanos algo de eso…
Me fui a probar cuatro veces a San Lorenzo. Nunca fui a otro club porque sólo quería jugar ahí, ese era mi máximo sueño. Fui a la novena, a la séptima, a la sexta, a la cuarta y nunca me tomaban. Como no pasaba nada y Deportivo Riestra entrenaba dentro de la Ciudad Deportiva, un día un amigo me llevó ahí. Por dentro pensé: “estoy todo el dia dentro del club, entreno unas horas para Riestra y después me vuelvo con mis amigos cuervos”. Quedé con 18 años. Llegué a tercera después de hacer muchos goles en un campeonato. ¿Dónde me salió una prueba? Sí, en San Lorenzo. A través de unos amigos, hablaron con el Bambino, me probó y quedé. Firmé mi contrato y ahí se cumplió el sueño de mi vida. No jugué mucho, solo tres partidos, pero el hecho de ponerme mi camiseta, mis colores, no me lo saca nadie.

Padre nuestro que estás en los cielos


El próximo sábado 31 de octubre se cumplirán 60 años del fallecimiento de Lorenzo Massa, el cura que impulsó el nacimiento del Ciclón. Recordarlo es una obligación para todos los cuervos. Y una manera de agradecerle por la brillante idea de reunir a aquellos pibes que luego fundarían a San Lorenzo de Almagro, una pasión que ya tiene 101 años de vida.

Por Jorge Fuentes

¿Qué hubiera sido de nosotros sin él? Vaya uno a saber… Porque, la verdad, ustedes que tienen esta revista en sus manos, ¿imaginan que sería de su vida si no existiera San Lorenzo? Por suerte, esa hipótesis jamás podrá cumplirse. San Lorenzo existe. Y seguirá existiendo eternamente. Pero si al cura Lorenzo Massa no se le hubiese ocurrido ofrecerle a aquellos gurrumines, que jugaban a la pelota en la esquina de México y Treinta y Tres, el terreno del Oratorio San Antonio para que pudieran darle a la redonda en un lugar más seguro, lejos de los peligrosos tranvías que empezaban a recorrer con bastante asiduidad las calles de una cada vez más pujante ciudad de Buenos Aires, San Lorenzo no hubiera nacido.

O al menos no así como lo conocemos, con este nombre y con estos colores. Por eso, cada vez que hay una oportunidad para brindarle pleitesía al padre Lorenzo, uno lo hace con orgullo y admiración. Y que estemos a tres días de que se cumplan 60 años de su fallecimiento, es un gran pretexto para recurrir al justo y necesario ejercicio de la memoria y el agradecimiento.
La historia ya es conocida.


Hasta llegó al cine en 1954, cuando con la dirección de Augusto Vetteone, y con Ángel Magaña en el papel de Lorenzo Massa, se estrenó la película “El Cura Lorenzo”, en la que se cuenta como se fue dando, paso a paso, la fundación de San Lorenzo de Almagro.

Los pibes que no tenían dónde jugar y que él cobijó a cambio de que vayan a misa, el juego de camisetas azulgranas que tenía guardado en un armario del Oratorio San Antonio. Sus mediaciones ante la Policía cuando alguno de los chicos cometía alguna “travesura”. Todo eso se sabe. Pero nunca está demás recordarlo en voz alta. Como para que los cuervos más chicos vayan conociendo su historia. Para que sepan que cuando se quedan afónicos gritando “San Lorenzo, San Loren…” están hablando de él. De Lorenzo Massa, el cura que les cambió la vida todos los hinchas de San Lorenzo, los que ya no están, los de ahora y los que vendrán.

Porque alguien tenía que inventar a San Lorenzo, viejo. Y ese fue Lorenzo Massa, que en algún lugar del cielo debe estar mirándonos, viendo como su creación se transformó en una pasión tan gigante como inexplicable. Los papeles dicen que falleció el 31 de octubre de 1949. Sin embargo, la realidad indica que el padre Lorenzo Massa renace todos los días. Lo hace constantemente, cada vez que a un bebé se le pone la camiseta de San Lorenzo sobre la piel. Sí, una camiseta de San Lorenzo. De San Lorenzo Massa de Almagro.

lunes, 26 de octubre de 2009

Ahora Pintó mal


Días atrás, luego del partido en el Centenario por la Copa Sudamericana, aprovechábamos el apellido del uruguayo Pintos (autor del gol contra River de Montevideo) para destacar gran triunfo del equipo del Cholo Simeone.
Ahora, sólo cindo días despues, debemos utilizar el mismo recurso pero para hablar de algo negativo.
Lo ocurrido en Santa Fe, esa infantil pelea entre Pintos Y Civelli (que dejó como saldo la expulsión del uruguayo) son cosas que no pueden ocurrir en un equipo que pretende conseguir logros importantes.
Los partidos se deben perder dentro de la cancha y siendo superados por el rival, pero ¡no!, de ninguna manera, con actitudes tan infantiles como la sucedida contra Colón.
Esperemos que esto no genere malestar en un plantel y en un equipo que transitaba por una buena senda. Dale Ciclón, dejate de joder que el miércoles ya tenés que jugar una nueva final.

Tambien estuvimos con el Ciclón en Santa Fe

El Ciclón perdió el invicto en el Cementerio de los Elefantes tras caer 2-1 contra Colón, el nuevo lider del campeonato.
La pelea Pintos-Civelli es un signo de alerta que dejó preocupados a los cuervos que no queremos que vuelvan a ocurrir situaciones extrañas en San Lorenzo.
A pesar de la derrota del equipo del Cholo, el Ciclón sigue dando pelea en los dos frentes y los cuervos mantenemos la ilusión.

Ah, como en Urufuay, los cuervos acompañaron en gran número a San Lorenzo y armaron su propia fiesta en el Cementerio. Acá tenés una prueba de eso...

viernes, 23 de octubre de 2009

Video cuervo

Así fue parte de la fiesta azulgrana en el Buquebus que

trasladó a los cuervos hacia Uruguay...

Algunas fotos del viaje a Montevideo

La Platea olímpica del Centenario fue el lugar que ocuparon los mas de 3000 cuervos que viajaron a Montevideo
Los cuervos fueron al estadio en caravana, como si fuesen las calles de Boedo.

El Buquebus fue una fiesta verdaderamente azulgrana...

miércoles, 21 de octubre de 2009

Acá estamos de vuelta

No la vamos a hacer demasiado larga, pero, Hermanos Cuervos, sabemos que le debemos unas explicaciones. Desde hace bastante que teníamos desactualizado este blog. ¿Los motivos? Problemas laborales, falta de tiempo y bla, bla, bla... ustedes saben...

Pero lo bueno es que nos pusimos las pilas y acá estamos de vuelta. A continuación podrán encontrar las tapas y varias de las notas que fueron publicadas en las últimas cinco ediciones de La Revista del Ciclón y, a modo de bienvenida, una pequeña reseña sobre el muy buen triunfo cuervo en Uruguay.

Sepan que vamos a hacer todo lo posible para que este contacto no vuelva a sufrir interrupciones tan largas. Al contrario, la idea es tratar de hacerlo de manera más fluida.

Gracias por bancarnos. Por aceptar nuestras disculpas (damos por descontado que lo harán). Y, fundamentalmente, por querer a La revistita tanto como nosotros, como nos lo demuestran cada vez que nos encontramos en el Nuevo Gasómetro.

Pinta bien


San Lorenzo se trajo un valioso triunfo de Uruguay. Con gol de Pablo Pintos, el Ciclón le ganó 1 a 0 a River de Montevideo y quedó bien parado de cara a la revancha que se jugará en el Nuevo Gasómetro, el próximo 3 de noviembre, donde con solo empatar, se asegurará un lugar en semifinales. Más de tres mil cuervos estuvieron en el Centenario haciéndole el aguante al equipo de Simeone.

Parece que lo de San Lorenzo va bien en serio. Al menos, eso es lo que dicen los números. El Ciclón lidera el Torneo Apertura, tiene grandes chances de instalarse en las semifinales de la Copa Sudamericana y lleva ocho triunfos al hilo entre los dos campeonatos.

Y no es casualidad este gratificante presente. Desde que empezó esta temporada, Simeone le imprimió al equipo una solidez y actitud ofensiva que invita a ilusionarse. Esas cualidades se vieron, en la tarde del miércoles, en el Estadio Centenario, ante River.

En todo momento fue a buscar el partido. Ni siquiera cuando se quedó con un hombre menos, por la expulsión del Chaco Torres, resignó esas ganas de ir a ganar. Y lo logró gracias a un cabezazo de Pablo Pintos, luego de un buen centro de Fabián Bordagaray.

Ahora, San Lorenzo quedó muy cerca de instalarse en semifinales. Con sólo empatar en la revancha que se jugará en el Nuevo Gasómetro, el próximo 3 de noviembre, se clasificará para jugar en esa instancia ante el que pase de la serie que están disputando la Liga de Quito y Vélez.

Más allá de lo futbolístico, la otra nota gratificante de la jornada fue la presencia de los más de tres mil cuervos que se acercaron al Estadio Centenario para alentar al Ciclón. Con el aliento de siempre y cientos de banderas, los hinchas lograron que el equipo de Simeone se sintiera local en Uruguay.

La ilusión crece día a día. No hay que festejar antes de tiempo, eso ya se sabe. Pero se puede decir que la mano pinta bien. Muy bien.

La Revista del Ciclón 195


Editorial

Rivero, Romeo y la gente

Por Jorge Fuentes

Hablemos de dos jugadores de San Lorenzo: Diego Rivero y Bernardo Romeo. A Bernie siempre le gusta aparecer en el final (Racing, Vélez y River pueden dar fe de eso), por eso empecemos por el Burrito.

El misionero está jugando, probablemente, el mejor torneo desde que llegó al Ciclón en 2006. Parece que la cinta de capitán que le confió el Cholo Simeone le vino bárbaro. Sigue con el esfuerzo y el trajín de siempre, cualidades que lo llevaron a ser uno de los preferidos de los hinchas que, hasta no hace mucho, tenían el “Riveeero”, como uno de sus gritos favoritos. Pero a esos reconocidos atributos, ahora le agregó inteligencia, para estar más calmo dentro de la cancha -y, así, evitar expulsiones tontas- y ¡goles!

Esta bien, fueron dos, pero eso es el doble de los que había marcado en toda su trayectoria en el Ciclón. Y, además, sus tantos sirvieron para pasar de ronda en la Sudamericana (el que le hizo a Tigre) y para empezar a ganar un partido (el sablazo que le clavó a Chacarita, la fecha pasada).

A pesar de esta evidente mejoría en su rendimiento, la relación Rivero-hinchas no pasa por el mejor momento. Desde que el Burrito hizo el famoso gestito de “no escucho”, el vínculo se cortó. Encima, hace poco la pifió al declarar “No me quita el sueño reconciliarme con la gente”. Una pena. Rivero no se dio cuenta de que él no era el principal destinatario de aquellos silbidos post eliminación vergonzosa en la Libertadores.

No supo dejar enfriar una situación que, a la larga, no le iba atraer consecuencias negativas, ya que la gente siempre entendió que él jamás escatimó sudor. El viernes pasado, al ser reemplazado ante Chacarita, no respondió a los aplausos de los cuervos. Otra pena. Ojalá que siga haciendo bien su trabajo. Ahí, en la cancha, está respondiendo de la mejor manera. Pero, compañeros de tribuna, suspendamos el “Riveeero”. Está claro que el Burrito no lo quiere. Basta de regalar cariño y gratitud a quien no lo desea.

Ahora sí, “Romeeeo, Romeeeo”. Admitámoslo: que Bernie haya sido el que anotó el gol del triunfo ante River tuvo un sabor especial. Hacía rato que estábamos esperando que Romeo marcara un tanto de esos importantes, de esos que liquida un partido. Y, encima, cayó en un momento justo, para silenciar algunos murmullos que estaban linderos a los insultos.

Y acá es donde proponemos parar la pelota y anticiparnos a lo que puede llegar a ser un acto de enorme injusticia. No hace falta recordar uno por uno los goles que hizo Bernardo en el Ciclón. Tampoco se puede elogiar constantemente su calidad humana, esa que le hizo recuperar dinero a San Lorenzo cuando fue transferido a Alemania.

Putear a Romeo sería el colmo de la ingratitud. Es cierto, no es el de 2001 y le está errando al arco más de lo que deseamos. ¿Y qué? En tiempos en los que querer a un futbolista es más difícil que ganarse el Loto, tenemos que agradecer que Romeo esté en el Ciclón. Además, seguro que tiene más goles para regalarnos. No lo olvidemos.

El San Lorenzo de Simeone


El Ciclón lleva el sello distintivo de su entrenador. El equipo puede cambiar de sistemas o de jugadores, pero nunca resigna el protagonismo ni las ganas de ir a buscar el triunfo. Además, contra la opinión de muchos hinchas, el Cholo se la jugó por Rivero, Migliore, Bottinelli y Kily González y no se equivocó. Hasta le dio pista a varios pibes, algo que por Boedo hacía rato no veíamos. Sin dudas, el DT está cumpliendo un gran trabajo.

Por Jorge Fuentes

Es cierto que el balance de un trabajo hay que realizarlo cuando se llega al final de la tarea. Ese es el momento preciso en el que se evalúa si los objetivos fueron alcanzados o si quedan algunos puntos pendientes en la columna del debe. El fútbol no escapa de esta lógica, pero permite hacer alguna especie de revisión previa al desenlace definitivo.

De hecho, muchas veces los formas de buscar los objetivos (léase títulos, en el caso del Ciclón) son un objetivo en sí mismo, más allá de si se llega a arribar al puerto deseado. Partiendo de esta premisa, se puede decir que el San Lorenzo de Simeone ya logró algo que todos los hinchas agradecen: ser un equipo protagonista, en cualquier cancha y ante cualquier circunstancia.

Puede que a veces lo haga de manera equivocada o sin tanta lucidez, pero el Ciclón prioriza atacar para generar el error del rival a esperar a que la victoria llegue por obra y gracia de la fortuna o de alguna falla accidental del contrincante. Aquí está la faceta más elogiable de Simeone: esa actitud irrenunciable de ir al frente. Pero tiene otras que también merecen subrayarse.

No me importa lo que digan
En la edición 191, en este mismo espacio, se pusieron en duda varias de las decisiones que había tomado Simeone antes del inicio de este torneo. “El Cholo y una apuesta arriesgada”, se tituló en aquella ocasión. ¿Cuáles eran esas “dudas” que se planteaban? El visto bueno del DT para las llegadas de Migliore y Kily González, la insistencia para que se quede Jonathan Botinelli, uno al que le quedaba poco crédito con los hinchas, y la decisión de darle la cinta de capitán a Diego Rivero, un jugador que tenía un pie en Rosario Central y que estaba enfrentado con la tribuna, luego de un gesto desubicado a la gente en el 0-1 ante Vélez, después de la indigna eliminación del Ciclón en la Copa.


Y luego de ocho fechas en el Apertura, y clasificado a cuartos de final de la Sudamericana, hay que decir que el rendimiento de los jugadores mencionados le terminó dando la razón al técnico. Migliore, más allá de su exabrupto ante Tigre, es uno de los puntos más altos del equipo. Transmite seguridad y parece ser muy importante para el ánimo del grupo. Mientras mantenga este nivel, su discutido pasado seguirá archivado y sin abrirse.

El Kily, con 35 pirulos, está mostrando un compromiso y una profesionalidad que los más jóvenes (incluidos los que juegan en la Selección) deberían observar con atención. Ya sea como lateral por izquierda, como volante central o como carrilero, su aporte es muy valioso. Hasta marcó un gol clave en Cusco, para abrochar el pase a cuartos de final.

Bottinelli parece haber dejado atrás el nerviosismo que tantas veces le (nos) jugó en contra y ofrece una solidez que sus compañeros (y los hinchas, claro) agradecen. El Burrito, en tanto, está mostrando el nivel más alto desde que llegó al club en 2006. A su habitual despliegue le agregó una sana cuota de tranquilidad (por ahora, no hay rastros de sus clásicas “salidas de cadena”). Incluso, hizo dos goles clave, uno para pasar a Tigre en la Copa y otro para abrir el partido ante Chacarita. Los cuatro supieron estar a la altura de la confianza que Simeone había puesto en ellos. Y al Cholo hay que anotarle estos cuatro porotos a su favor.

Vamos los pibes
La aparición en Primera de varios juveniles es el otro aspecto saliente del trabajo de Simeone como técnico del Ciclón. Quizás, el más importante. El surgimiento de Gonzalo Rovira, Sebastián González, Gonzalo Bazán y de Axel Juárez, entre otros, es la mejor noticia que recibió San Lorenzo en los últimos tiempos. No cabe duda de que el futuro del club está en las Inferiores. Terminada la época de estrellas, y con una deuda agrandándose peligrosamente, el semillero era la gran solución. Y el Cholo se animó a recurrir a la cantera y terminó dándole una gran mano a la institución y, además, dejó en ridículo a los que aseguraban que “San Lorenzo no tiene Inferiores”…

Es temprano para balances, es cierto. Paro vale parar un poco la pelota y decir que Diego Simeone está haciendo un gran trabajo. Por ahora, su “apuesta arriesgada” le hizo muy bien al Ciclón. Dejemos que siga apostando, entonces.

La columna del Hermano Cuervo

Cambia, todo cambia...

Por Eduardo Bejuk

Entre las cosas que debía cumplir antes de que expire mi cuerva vida, ya saldé una. Me queda ganar la Copa Libertadores (y recorrer diversos estadios de fútbol con un aerosol en la mano) y ganarles 8-1 a los primogénitos de La Boca (el octavo gol, en offside). Pero, la verdad, cantarle “a la promoción, a la promoción” a los plumapálidos de Núñez supone una misión cumplida en esta Tierra, perlita más que se suma al atroz 2-2 del 8 de mayo y a las cinco pepas que les propinamos en el Nuevo Gasómetro. Para los que nos criamos en la década del 80 --y sufrimos las más diversas decepciones contra las aves de escaso vuelo-- el canto hiriente nos redime y reconforta. Desde la cima de la tabla de promedios, los saludamos, deseándoles la mejor suerte si les toca un cruce contra Atlético Rafaela.

Dicho esto, miramos hacia delante. Y vaya si nos cambió el panorama. A lo San Lorenzo: estábamos en el horno (soportando un plantel repudiado y que no lograba identificarse con el hincha) y ahora nos ilusionamos en dos frentes. El equipo no brilla, pero gana. Por ahí regala el primer tiempo, pero parece invencible en la parte final (donde saca las diferencias, en base a un notable rendimiento físico y una enorme entereza mental). Tiene experiencia y a la vez se nutre de pibes. Y empieza a reconciliar a sus jugadores con la masa popular: volvió el Riveeeeee que convirtió al Burrito en un preferido; hace rato que nadie se la agarra con Bottinelli (y toco madera); Romeo tiene el olfato del 2001 y la idolatría de un consagrado; y hasta Migliore, tan resistido al principio, escucha tibios y merecidos aplausos.

De pronto, la cancha se llena de expectativa, los Hermanos Cuervos revientan los teléfonos de Buquebus para ir al partido de la Sudamericana y nadie llora al tal Gonzalo Bergessio. Qué locura. Falta mucho, pero uno arriesga que vamos a estar en la conversación en los dos torneos. Como nos gusta. Como tiene que ser.

Los números no lo dejan Cholo

Hasta el momento, Diego Simeone ha cosechado buenos resultados como DT del Ciclón. Su equipo está prendido en el campeonato y superó dos instancias en la Copa Sudamericana. Con este panorama, los cuervos renovamos las esperanzas. ¡Seguí así, Cholo!

Por Gastón García

“Apagá este incendio, Cholo”, fue la tapa de esta revista una vez que Diego Simeone se convirtiera en el sucesor de Miguel Angel Russo, seis meses atrás. Es que cuando el Cholo aterrizó en Boedo, se encontró con un San Lorenzo verdaderamente en llamas. Eliminado prematuramente de la Copa Libertadores (quedó afuera en la primera ronda), con un presente horrible en el torneo local (estaba penúltimo en la tabla de posiciones), un plantel tildado de “mercenario” y muchos jugadores crucificados por los hinchas, el actual DT azulgrana se hacía cargo de un verdadero hierro caliente.

“Hay que tener orden, no solo adentro de la cancha, sino también en todo lo que la rodea”, fue su carta de presentación. Claro, el tipo, vivo, captó rapidito que la relación hinchas/jugadores estaba totalmente fracturada, y que no sólo debería meter mano en los aspectos futbolísticos para resucitar al muerto con el que se había encontrado.

Así las cosas, el Cholo tenía en su horizonte un montón de trabajo a realizar. El Torneo Clausura era solo una cuestión de tiempo, ya que con San Lorenzo eliminado de la lucha por el título, esos partidos le iban a servir para ir conociendo la materia prima con la que se había encontrado y empezar a diagramar su equipo para lo que se vendría luego.

Sus verdaderos objetivos comenzarían el 19 de agosto, día del debut azulgrana en la Copa Sudamericana. A partir de esa fecha, Simeone y sus dirigidos tendrían tres objetivos en el camino: el Torneo Apertura ’09, la Copa Sudamericana y la clasificación a la Libertadores 2010. Hasta el momento las cosas se le están dando al Cholo. Pasó dos fases en la Copa, está ahí prendido en el campeonato y escaló muchas posiciones en la tabla para ingresar a la próxima Libertadores. Veamos los números del Cholo, hasta el momento.

Partidos jugados
Desde su llegada dirigió 22 partidos a San Lorenzo.
1 por Copa Libertadores.
9 por el Torneo Clausura 2009
4 por Copa Sudamericana
8 por Torneo Apertura 2009

12 Ganados

Universitario Perú (L) 2-0. Libertadores 2009
Gimnasia LP (V) 2-1. Clau. ‘09.
Gimnasia J (V) 3-0. Clau. ‘09.
Independiente (V) 1-0. Clau. ‘09.
Argentinos (L) 3-0. Clau. ‘09.
Atlético Tuc. (L) 3-1. Aper. ‘09.
Tigre (L) 1-0. Sudamericana
Cienciano (L) 3-0. Sudamericana.
Tigre (V) 3-2. Ap. ‘09.
Cienciano (V) 2-0. Sudamericana.
River (L) 2-1. Ap. ‘09.
Chacarita (V) 2-0. Ap. ‘09.

6 Empatados
Racing (L) 1-1. Clau. ‘09.
Boca (L) 1-1. Clau ‘09.
Godoy Cruz (V) 1-1. Ap. ‘09
Estudiantes (L) 2-2. Clau. ‘09.
Velez (V) 0-0. Clau. ‘09.
Racing (L) 0-0. Clau. ‘09.

4 Perdidos
Newell’s (L) 0-2. Clau. ‘09.
Lanús (V) 1-2. Clau 09.
Huracán (L) 0-1. Clau 09.
Tigre (V) 1-2. Sudamericana.

Los números del Cholo
34
Los goles que convirtió el Ciclón.


16 Los goles que recibió.

10 Los partidos que mantuvo la valla invicta.

6 Los encuentros que ganó o empató luego de empezar perdiendo. (Gimnasia 2-1, Boca 1-1, Godoy Cruz 1-1, Estudiantes 2-2, Tigre 3-2 y River 2-1).

4 Los encuentros en los que no pudo convertir.

0 Las derrotas en los cinco clásicos disputados ante los grandes. Ganó dos (Independiente y River) y tres empates (Racing -dos veces- y River).

9 Los juveniles que hizo debutar (Fabián Bordagaray, Gonzalo Bazán, Nahuel De Vico, Axel Juárez, Sebastián González, Sebastián Luna, José Luis Palomino, Santiago Prim y Leandro Chaparro).

Doval, el más carasucia

El pasado lunes 12 de octubre se cumplieron 18 años de la muerte de Narciso Horacio Doval, una de las leyendas de la historia de San Lorenzo. Los que tuvieron la suerte de verlo jugar coinciden en que era un fenómeno. Y los más afortunados, los que lo conocieron, aseguran que era una persona excepcional. Aquí, el recuerdo para el Loco, una figura irremplazable en la vida del Ciclón.

Por Jorge Fuentes

Hay jugadores a los que no les hace falta salir campeón para perpetuarse en la historia de un club. Y, sin dudas, el de Narciso Horacio Doval con San Lorenzo es uno de esos casos. Hasta los que no lo vieron jugar (incluso el autor de esta nota) saben que cuando se lo nombra, hay que ponerse de pie. Doval fue uno de los integrantes de los Carasucias, un grupo de gurrumines que, a puro desenfado, se ganaron un lugar de lujo en la historia del Ciclón y del fútbol argentino.

Junto a Areán, Veira, Carotti, Casa y Telch, deslumbró con un fútbol tan irreverente como maravilloso. En el Diccionario Azulgrana, el libro editado por La Revista del Ciclón en 2007, se lo definió como “El desenfado y la osadía traducida en un jugador de fútbol. Lo más llamativo de su estilo fue que combinaba velocidad con potencia en dosis iguales. Así se pasaba los noventa minutos, yendo y viniendo, empujado por ese físico atlético, innato, sin una gota de grasa”.

Hasta aquí, una reseña sobre sus condiciones futbolísticas, que los que no lo vimos jugar hemos escuchado cientos de veces en boca de Cuervos mayores. Y sí los hinchas de San Lorenzo lo idolatraron (también los de Huracán, donde jugó 29 partidos en 1971), ni hablar de lo que ocurrió en Río de Janeiro, donde brilló en Flamengo y Fluminense, los dos gigantes cariocas. De su paso por esas tierras queda una célebre definición de un periodista que, sin ponerse colorado, opinó que “Doval era para Río de Janeiro lo que Pelé era para Brasil”. Más gráfico, imposible.

En el comienzo de esta reseña se aclaró que el Loco no salió campeón. Pudo serlo en el ’68, pero él decidió salir campeón de los buenos tipos y de la gente con códigos de barrio. En 1967, en un viaje en avión de Mendoza a Buenos Aires, un compañero, casado, le tocó la cola a una azafata que, lógicamente, provocó un alboroto mayúsculo.

Ahí fue cuando apareció el Loco, para hacerse cargo del “crimen” y salvar el matrimonio de su compañero. Eso provocó que se lo sancionara con un año de suspensión, una medida que ahora para insólita, pero que en aquellas épocas de Juan Carlos Onganía no lo era. La anécdota no hace otra cosa que defender la hipótesis de los que sostienen que “Doval era mejor persona que jugador”. Producto de un paro cardíaco, el Loco falleció el 12 de octubre de 1991, en la puerta del boliche New York City. Tenía 46 años. Hacía rato que ya había entrado en los corazones de los hinchas de San Lorenzo. Justamente ahí, en los corazones cuervos, 18 años después, sigue viviendo. Para siempre.

La Revista del Ciclón 194


La columna del Hermano Cuervo

A vos te conozco

Por Eduardo Bejuk

Uno no puede negar lo que es. Su esencia. Su origen. Y la historia que lo define, con los momentos hermosos que añora y las cruces que carga, con toda la dignidad posible. El San Lorenzo estelar y rutilante nos dejó casi siempre con las manos vacías: regaló copas, jugó con desdén, se peleó con la gente y decepcionó a los analistas de turno. Le sobraba calidad, decían, pero le falta algo. Y no había hincha del Ciclón que fuera capaz de identificarse con su equipo. Simplemente, no era San Lorenzo, porque San Lorenzo es otra cosa.

Este plantel, con nombres más modestos, menos chapa y algunos hasta hace poco desconocidos, está cambiando las cosas. Porque su nuevo símbolo es Romeo --el último gran ídolo legítimo-- y su ejemplo de perseverancia y amor por una camiseta marca un camino (vaya rareza en estos tiempos); porque van siempre para adelante, aún perdiendo; porque aparecieron varios juveniles que nos obligaron a desempolvar aquel emocionante “vamos, vamos los pibes”; porque volvió el Pipi, otro producto made in Boedo, resignando plata (vaya rareza en estos tiempos); porque con Simeone, guste o no su estilo de juego, el que no se compromete no juega; porque Rivero volvió a ser el Rivero que alguna vez nos enamoró; porque comenzó a generarse una mística que, ojalá, permanezca y ponga al Ciclón allá arriba, en la Sudamericana o el campeonato, nos clasifique a la Libertadores y nos invite a soñar en grande (ya saben qué).

Huevo, corazón, pibes nuestros, hambre, alguna gambeta, triunfos agónicos y sufriendo... Sí, señor, eso sí es San Lorenzo. Nos identificamos. Y por eso, esta tarde, vino tanta gente a ver al Ciclón.

“Fuimos víctimas de la dictadura”

El actual vocero de la AFA, Ernesto Cherquis Bialo, charló con La Revista del Ciclón sobre la Vuelta a Boedo y también nos contó sus recuerdos del Viejo Gasómetro. Si bien de los famosos hinchas del Ciclón, no es de los más apreciados por los cuervos, su opinión no deja de ser importante para esta sección.

Por Gastón García

A diferencia de la mayoría de los periodistas deportivos, Ernesto Cherquis Bialo jamás se preocupó por ocultar de qué equipo es hincha. Y no sólo eso, en más de una ocasión fue él mismo, el que se encargó de difundir que es sanlorencista de toda la vida. Sin embargo, su nombre dista de estar entre los preferidos por los cuervos, a la hora de elegir entre los famosos hinchas del Ciclón. Su trayectoria en el periodismo, sobre todo su paso por los grandes monopolios, y su actual rol como vocero de la AFA, son marcas de su currículum que poco le agradan a los simpatizantes del Ciclón. Al margen de eso, su experiencia y sus años como hincha del club, lo convierten en una persona altamente autorizada para contarnos sus recuerdos sobre el Viejo Gasómetro y para participar de la sección “Pensando en la Vuelta”.

¿Conoció el Gasómetro?
Si, lo conocí, lo disfrute, fue de las mejores cosas que recuerdo de mi niñez, adolescencia, juventud y adultez.


¿Qué podría contarnos al recordar aquel estadio?
Uff, un montón de cosas que me llenan de nostalgia. Nuestro estadio era el mejor de todos. Se veía de cualquier lado. Un típico diseño ingles. Una platea exigente y elegante. Las mujeres en la Baja, cerca del arco de Avenida a Plata. Los chicos, "los únicos privilegiados", un poco más hacia el otro arco. La popular chica ululante, se movía cuando saltaban. La de Avenida a La Plata, majestuosa, excelsa. Y esas veredas donde terminaban las avalanchas, de baldosas firmes. Era tan moderna que se accedía fácilmente y se salía, casi sin apretujones y en minutos. Una maravilla. Y después el ritual de la caravana en distintas direcciones hasta llegar al bondi, todos hablando sobre el partido, sin ningún vecino quejoso, sin ningún acto vandálico, sin más agresiones que alguna cargada suelta tras el paso de un camión o una bañadera que te llevaba a Once o a Liniers. Esa cancha fue un templo de Buenos Aires. Quedaron sepultados allí los mejores recuerdos de varias generaciones que vieron lo que ya no se verá.


Y futbolísticamente que nos puede contar…
Poder ver a cracks irrepetibles. Vi a Pontoni, en la Reserva, fabricando a Sanfilippo. Vi al Nene, el mejor definidor del fútbol argentino. Los campeones del 59, del 68, del 72. Vi debutar a Telch, Doval, Casita, Veira, Albrecht. Vi como hacía vista Blazina, el primer arquero en colocar el algodoncito, referencial del medio del área grande. Infinidad de cosas podría contarte… Farro, Pontoni y Martino, los túneles -de ida y de vuelta- del Coco Rossi, la dulzura de Omar Higinio García, los remates imparables de Facundo o de Scotta, la simpleza enorme de Villar, el espíritu del Lobo Fischer…


Y si tiene que quedarse con uno de todos esos ídolos que nombró…
Sin ninguna duda, el Nene, un monstruo. Vos pensá que la táctica era dársela a él para que la metiera como quisiera: de derecha, de izquierda, desde lejos, de rebote en la línea, de cabeza, de palomita, de taquito, entrando por la derecha o por la izquierda como insider. Yo me acuerdo que siempre, allá entre los 70 y los 80 minutos, si se la daban a Sanfilippo ya me preparaba para gritarlo. Era infalible. Era gol. No habrá ninguno igual, no habrá ninguno...


¿En qué cree que afectó o perjudicó más la pérdida del estadio a la vida de San Lorenzo y de su gente?
Perdimos la identidad, la pertenencia, el lugar, nuestro lugar. El espacio, nuestro espacio. Comenzamos a ser errantes, peregrinos, algo así como el pueblo hebreo. Fuimos victimas de la dictadura y, por lo tanto, de la corrupción que la dictadura apañó.


¿Cree que la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata es algo factible de realizar o es sólo una ilusión?
Realmente no lo sé. No me lo imagino. Aunque sería algo divino.


Se están comprando varias propiedades en la zona aledaña a la sede social, ¿cree que es un primer paso para la vuelta del estadio o son cosas que van por separado?
Me parece bárbaro. Cuanto más propiedades se compren, más factible se hará el sueño. Es bueno para San Lorenzo recuperar superficie en el barrio, en la zona aledaña.


¿Qué opina de las actividades que realizan agrupaciones como la Subcomisión del Hincha y DBV?¿Y de casos como el de Viggo, que donó plata para comprar una propiedad?
La Subcomisión del Hincha que yo conocí, la fundacional, la que comenzó sus actividades laburando para San Lorenzo, merece mi apoyo. Hace mucho que no sigo su derrotero. No sé cómo se está desarrollando ahora. Y lo de Viggo, es espectacular. Un fenómeno. Es por esas acciones y no por ninguna otra que yo veo sus películas, cada vez que se estrenan.


¿Cuál o cuáles cree que son los principales obstáculos para que San Lorenzo pueda concretar la vuelta al barrio que lo vio nacer?
Principalmente, son económicos y jurídicos, me imagino. Económicos porque habría que re comprar a quien no se si está dispuesto a vender, y jurídicos porque no hallo instrumentos legales para recuperar lo que nos robaron "legalmente".


Y los beneficios que obtendría el club, en el supuesto de que se concretase la vuelta…
Muchos. Mejor ubicación, que traería por consiguiente una recaptación patrimonial. Pero, por sobre todas las cosas, la recuperación de la identidad y justicia.


Si el único impedimento fuera el factor económico, ¿colaboraría con dinero para consolidar la vuelta a Boedo?
Por supuesto, dentro de mis posibilidades, como lo he hecho siempre.


¿Está dentro de sus máximos sueños como hincha de San Lorenzo “Volver a Boedo”?
Mi máximo sueño es ganar la Copa Libertadores, para lo cual hay que seguir ganando campeonatos oficiales de AFA, lo que a su vez requiere de un buen plantel y un buen cuerpo técnico. Una vez que ganemos la Libertadores, habría que ganar la de Clubes Campeones en Arabia o donde fuere. Ese es mi verdadero máximo sueño.


¿Cree que la dirigencia del club está comprometida con la vuelta?
La dirigencia de San Lorenzo atiende, según veo, lo importante y lo urgente. Esto es, cumplir con aquello que hoy le demanda la masa societaria. Lo hace con esfuerzo para mantenerse en la franja de los grandes competidores del Fútbol Argentino y esto, de por sí, resulta difícil. Seguramente, habrá un mañana en que consolidadas todas las metas, podrá pensarse en transitar los sueños. Por ahora avancemos en realidades, que es como decir atender lo coyuntural, lo institucional y lo deportivo de acuerdo a lo que somos, un grande de verdad.

La Revista del Ciclón 193


Editorial

Cambió la actitud

Por Jorge Fuentes

Antes del partido contra Tigre, por la Copa Sudamericana, el tema de este editorial ya estaba definido. La pobre imagen dejada por el Ciclón en el choque ante Vélez merecía ser criticada y se hacía casi obligatorio dejar sentado por escrito la disconformidad por esa triste actuación. Es verdad que el club de Liniers es, en la actualidad, uno de los rivales más complicados que se puede tener enfrente, pero eso no justifica que San Lorenzo casi no haya pateado al arco y que ni siquiera haya intentado empujar al equipo de Gareca contra su área.

El grande parecía Vélez y el chico, San Lorenzo. Y todos saben perfectamente que eso es exactamente al revés. Sólo los últimos diez minutos, una vez que estaba con ventaja numérica, se decidió a acercarse a Montoya. Y casi lo gana, con ese derechazo de Bordagaray que el arquero sacó al córner, algo que, hay que admitir, hubiese sido por demás injusto.

Pero, por suerte, vino ese partido con Tigre. Y ahí el equipo se pareció bastante más a lo que la gente pretende ver. Porque más allá de las razones futbolísticas que justificaron semejante cambio, que son analizadas en las páginas 6 y 7 de esta edición, el equipo mostró una actitud completamente diferente. Sí, era un rival distinto, una cancha distinta y una circunstancia distinta, pero San Lorenzo jugó como debe jugar siempre San Lorenzo: yendo al frente. Con aciertos y errores, pero tratando de forzar la equivocación del rival y no que el triunfo llegue de manera azarosa.

Entonces, ¿qué debe predominar en esta nota? ¿La crítica por el mal partido contra Vélez? ¿El elogio por lo hecho ante Tigre? Y… un poco de las dos cosas. Porque lo hecho ante el club de Victoria no debe hacer olvidar lo ocurrido en el José Amalfitani. Y porque la recuperación en la Sudamericana merece celebrarse. Y esto se hubiese escrito igual si la volea de Bordagaray hubiera rebotado contra el palo…

Un último párrafo para Diego Rivero y Pablo Migliore, dos que no arrancaban de cero con los hinchas. Luego de que el Cholo Simeone le transmitiera toda su confianza al darle la cinta de capitán, el Burrito, parece, hizo un click. Sigue mostrando las ganas de siempre, pero ahora no se lo ve tan pasado de revoluciones. ¡Y hasta hizo un gol importante! Eso aún no le alcanza para revertir esa estupidez del gestito de “no escucho” a la gente. Pero está defendiendo dignamente la camiseta del Ciclón. Es decir, está haciendo lo que tiene que hacer.

Lo mismo ocurre con Migliore. Su pasado en Huracán, Boca y Racing; y su personalidad extravagante, para decirlo de una manera elegante, lo ubicaron en el centro de todas las miradas (inquisidoras, claro) de los hinchas del Ciclón. Sin embargo, el arquero le escapó a todas las polémicas y se dedicó a atajar. Y, nobleza obliga, lo está haciendo mejor de lo que imaginábamos.
Los dos cambiaron su actitud. Igual que el equipo, del partido con Vélez al de Tigre. Invitamos a mirar la mitad llena del vaso.

“Quienes nos quitaron parte de nuestra esencia, son mis enemigos”

Alberto Deán es el socio vitalicio número 8690 de San Lorenzo de Almagro. Nació en pleno barrio de Boedo, a dos cuadras de la Iglesia San Antonio (donde se fundó el club) y caminó sus 59 años de vida aferrado a sus dos principales pasiones: el periodismo deportivo y su amor por el Ciclón. Desde que tenía apenas ocho años se convirtió en un fiel habitante del Gasómetro de Avenida La Plata, cada vez que San Lorenzo jugaba de local. Para el centenario del club escribió el libro “San Lorenzo Querido: 100 años de pasión”. Por todo esto, Alberto Déan es un personaje autorizado para responder las preguntas de esta sección.

Por Gastón García

¿Conoció el Gasómetro, Alberto?
Claro. Comencé a ir a la cancha en el año 1958. Un año después San Lorenzo fue campeón con un goleador fantástico como José Sanfilippo. Recuerdo que se consagró en cancha de Ferro y en la próxima fecha jugaba con Huracán. Estuve el sábado previo cortando papelitos azules y rojos con mi abuelo, pero el domingo llovió y no los pude tirar. Igual disfruté con la vuelta olímpica y con una goleada: 6 a 3

¿Cuál es el recuerdo futbolístico más lindo que le dejó?
Infinidad. Seguramente el citado campeonato de 1959, porque sólo tenía 10 años. A esa altura la vida es una fantasía permanente. San Lorenzo, como ahora, es una parte muy importante de mi vida.

¿Qué historia o anécdota recuerda siempre al pensar en el estadio de Avenida La Plata?
Cuando cursaba el secundario se fusionaron dos grupos. Me amigué mucho con uno que era de Parque Patricios y me decían “cuervo”. Ellos trataban de molestarme y para mí era un orgullo. Los padres también me decían “cuervo” en forma despectiva. Era la época de Los Matadores, que fueron campeones invictos. Todos los lunes los gastaba. Jamás me olvidaré que en el último partido de la zona de clasificación nos ganaban 2-0 y teníamos un jugador menos. Le empatamos y casi ganamos. El gaste fue único.

¿En qué cree que afectó o perjudicó más la pérdida del estadio a la vida de San Lorenzo y de su gente?
Le cambió el sentido de pertenencia. A partir de ahí, todo fue distinto. Un peregrinar que los hinchas de San Lorenzo no nos merecíamos. Aunque debo ser justo y quiero decir que hubo muchos que se equivocaron. Había un gobierno de unidad y cada uno sacó tajada. 116 asambleístas levantaron la mano entregando el Gasómetro y muchos de ellos todavía caminan por la sede o el estadio Pedro Bidegain como si nada. Es cierto que era una época difícil por los militares y que el Gobierno de la Ciudad, de Cacciatore, quería nuestra cancha para, según dijeron, abrir las calles José Mármol y Las Casas. Pero no se hizo nada. Nadie hizo nada. Se vendieron los terrenos y San Lorenzo no vio un peso. Nuestros dirigentes miraron para otro lado y el resto de la dirigencia deportiva también. El tema es largo, ingrato e injusto. Eso sí, no hay culpables como siempre en la Argentina. Seria bueno, escracharlos. Sobre el Gasómetro en particular y San Lorenzo en general, siempre digo lo mismo: “quienes nos quitaron parte de nuestra esencia, son mis enemigos”.

¿Cree que la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata es algo factible de realizar o es sólo una ilusión?
Ojalá. Me parece complicado porque la gente que vive alrededor de donde estaba la cancha no es la misma. No creció al amparo de nuestro estadio y quiere vivir tranquilamente. Seré el primer soldado del frente para sumarse a la causa de volver a Boedo, aunque en realidad me parece utópico. Claro que también se vive de utopías.

¿Cuál o cuáles cree que son los principales obstáculos para que San Lorenzo pueda concretar la vuelta al barrio que lo vio nacer?
Como decía anteriormente, dudo de la actitud de la actual gente de la zona. Espero equivocarme. Además no creo que los gobiernos jueguen para San Lorenzo. Nunca lo hicieron, y solo piensan en los votos, no en la gente. En ésta pelea estamos solo los hinchas de San Lorenzo. Ganarla sería estupendo.

Si con el paso del tiempo se concretase la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata, ¿cuáles serían los principales beneficios que tendría el club?
Recuperar la identidad y demostrarle a todos, especialmente a nuestra gente, que fuimos capaces de semejante logro.

Se están comprando muchas propiedades linderas a la sede social. ¿Cree que empezar por ahí es un primer paso que conduzca a la vuelta del estadio o son cosas que van por separado?
La idea es buena, pero por el momento pasa desapercibida. Hay que pintar toda esa esquina de rojo y azul. Poner banderas, cuadros, hacer una muestra fotográfica. Y reclamar a los gobiernos que nos devuelvan lo que nos robaron. Recién así, empezaremos a recuperar la identidad que nos falta. Y en lo personal, cuando me llegue la hora, me iré más tranquilo

¿Qué opina de las actividades que realizan agrupaciones como la Subcomisión del Hincha y DBV? ¿Y de casos como el de Viggo, que donó plata para comprar una propiedad?
Pone de manifiesto que la pertenencia está. Hay que renovarla permanentemente. Este es un mandato que los jóvenes de San Lorenzo deben asumir para el futuro, pero con la sapiencia de los mayores. En lo personal me emociono cuando mi hijo, Ariel, fue a la legislatura porteña con el tema de la reparación histórica. Ellos, desde su fuerza y el amor por San Lorenzo, están en condiciones de cambiar la historia. Cuentan a favor lo que tuvimos que sufrir los mayores. Como son inteligentes, no van a tropezar con la misma piedra.

¿Cree que la dirigencia del club está comprometida con la vuelta?
En absoluto, es un tema del cual nadie habla. Ni los oficialistas ni la oposición. No entienden nada, ni siquiera cuáles son los sueños de nuestra gente, que, por supuesto, son los míos. El día del partido con Estudiantes, alguien con intenciones presidenciales se acercó para hablarme de sus proyectos. Seguramente no tuvo en cuenta o no le informaron que yo sabía que el grupo al que pertenece apoyó la venta del Gasómetro. Las próximas elecciones serán fundamentales para el club y para reafirmar nuestro sentido de pertenencia. El mismo que algunos vendieron por unos pocos pesos. Allá ellos. Yo estoy en la vereda de enfrente.

Si el principal impedimento para volver a Boedo fuese el factor económico, ¿Colaboraría con dinero para consolidar la vuelta?
Si, pero con el reaseguro de que no me van a estafar como hicieron con los bonos patrimoniales, venta de pañuelos, banderines. Recuerdo cuando presentaron la maqueta de la nueva cancha. Nos mintieron descaradamente.

¿Está dentro de sus máximos sueños como hincha del club que San Lorenzo vuelva a Boedo?
Como hincha de San Lorenzo me quedan dos sueños por lograr. Volver a Boedo y ganar la Copa Libertadores

La Revista del Ciclón 192


“Volver a Boedo es recuperar la identidad”

Volver a Boedo es uno de los máximos anhelos de todos los hinchas de San Lorenzo. La Revista del Ciclón charló con Daniel Filmus sobre ese tema, quien nos confesó que también “sueña con volver a alentar al Ciclón en Avenida la Plata”. Además, el senador porteño y reconocido cuervo, nos contó todas sus impresiones sobre un tema que es “un sueño para todos los sanlorencistas".

Por Gastón García

En el número anterior de La Revista del Ciclón iniciamos la sección “Pensando en la vuelta”, la cual consiste en charlar con distintas personalidades del país, e hinchas del Ciclón, para saber cuál es su pensamiento sobre un tema de vital importancia en la vida del club. En esta ocasión fue el senador porteño por el Frente para la Victoria, Daniel Filmus, quien nos dejó sus pensamientos sobre la vuelta de San Lorenzo al barrio de origen.

¿Conoció el Gasómetro, Daniel?
Sí, por supuesto. Iba todos los domingos que San Lorenzo jugaba de local. Tengo recuerdos muy gratos. Para nosotros era una salida familiar. Íbamos siempre con mi padre y mi hermano. Ir al Gasómetro era como un ritual. Vivíamos en la Paternal y llegábamos en colectivo hasta Rivadavia y Avenida La Plata. de ahí caminábamos las 17 cuadras hasta el estadio junto a miles de hinchas más.

¿Cuál es el recuerdo más lindo que le dejó?
Y… la verdad que son muchos. En lo estrictamente futbolístico, jamás olvidaré el 4-0 contra Boca con cuatro coles del Bambino. Esa tarde fue realmente inolvidable. También recuerdo a los Matadores, los Carasucias. Jugadores como Doval, Casa, unos fenómenos.

¿Qué historia o anécdota recuerda siempre al pensar en el estadio de Avenida La Plata?
Algo que siempre me hace recordar al estadio es la revista “El Alumni”. Nosotros íbamos siempre al mismo lugar, que era en uno de los costados de la popular, frente a la platea central. Justo frente a donde nos ubicábamos esta el cartel del Alumni y con la revista en mano íbamos anotando los resultados de los otros partidos que eran informados en aquel cartel. Claro, todo muy distinto a lo que es la manera de informarse de hoy.

¿En qué cree que afectó o perjudicó más la pérdida del estadio a la vida de San Lorenzo y de su gente?
Hubo un impacto muy fuerte con el tema de la pérdida de identidad. Los clubes estuvieron desde su nacimiento muy identificados al barrio. Y la pérdida del estadio fue un golpe muy grande. Luego ese dolor se profundizó con el descenso a la B. Recuerdo que en alguna época se llegó a hablar de que podría desvanecerse la institución. Pero por suerte, el espíritu y la pasión de su gente lograron recuperar la grandeza de este club, que es inmenso.

¿Cree que la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata es algo factible de realizar o es sólo una ilusión?
Creo que es algo posible, pero no deja de ser difícil de concretar. Como diría Eduardo Galeano “el camino por el cual vamos podría depender del camino por el cual venimos”. Además, nadie le puede quitar la ilusión y los sueños a la gente.

¿Cuál o cuáles cree que son los principales obstáculos para que San Lorenzo pueda concretar la vuelta al barrio que lo vio nacer?
El principal inconveniente pasa por la recuperación del espacio perdido. Obviamente el factor económico-financiero también sería un tema no fácil de resolver, pero tampoco imposible. Sí, será complicado recuperar las tierras que en su momento el club perdió.

Si con el paso del tiempo se concretase la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata, ¿cuáles serían los principales beneficios que tendría el club?
Principalmente se produciría una recuperación enorme de la identidad. Como pasa en las mayores ciudades del mundo, los clubes se relacionan con los barrios y la gente a su vez se asocia a los clubes. Estar asentado en el lugar que el club nació generaría una ampliación importante de la masa societaria y en consecuencia una mayor participación de la gente. Un ejemplo claro de eso fue lo que ocurrió en 1982 cuando San Lorenzo fue local en Vélez Sarsfield. La mayoría de los chicos que vivían en el barrio se hacían hinchas de San Lorenzo al ver todo lo que movilizaba el club. La gente tiene mucho afecto al barrio donde nació y si el club está instalada en su lugar de siempre la participación de la sociedad es mucho mayor.

Se están comprando muchas propiedades linderas a la sede social. ¿Cree que empezar por ahí es un primer paso que conduzca a la vuelta del estadio o son cosas que van por separado?
Pienso que hoy son cuestiones distintas. No me parece que con la compra de propiedades se pueda lograr llevar el estadio, porque como te decía antes: primero hay que recuperar aquel terreno perdido. Pero esas propiedades sirven para otro tipo de cuestiones que son de vital importancia para el crecimiento institucional del club. Un paso importantísimo a concretar y en el cual estamos trabajando junto al club es en la construcción de una escuela de San Lorenzo. Como tienen los grandes clubes del mundo, como también la tienen River, Vélez, Obras Sanitarias. Logrando eso, los chicos no solo recibirían educación sino que también eso ayudaría a formar nuevas generaciones de hinchas de San Lorenzo.

¿Cree la dirigencia del club está comprometida con la vuelta o debería hacerlo en mayor medida?
Todo lleva su tiempo y sus compromisos. Cuando no teníamos estadio, el principal era construir uno nuevo y la dirigencia de turno pudo realizarlo. Ahora el deseo para por volver a Boedo, pero eso no quiere decir que sea el único objetivo ni que haya que dejar de lados otras cuestiones que son también importantes para el club. Hay que favorecer la práctica de otros deportes, la inclusión de la familia, mejorar las instalaciones que el club tiene en Pompeya. Las dirigencias de turno deben ocuparse de todas las cuestiones que afecten al club y no centralizarse en un solo tema.

Si el principal impedimento para que San Lorenzo vuelva a Boedo fuese el factor económico, ¿colaboraría con dinero para consolidar la vuelta?
Por supuesto que lo haría dentro de las posibilidades que uno tiene. Aunque realmente no creo que por ahí pasen las principales trabas. No creo que el problema sea una cuestión de esfuerzos individuales de la gente sino que es un problema más de fondo. Pero sin dudas aportaría todo lo que estuviese a mi alcance.

¿Está dentro de sus máximos sueños como hincha del club, que San Lorenzo vuelva a Boedo?
Sí, por supuesto. Como también uno sueña con conformar un gran equipo, con volver a salir campeón, con ganar la Libertadores. Soñar es algo natural y muy lindo en los seres humanos. Y volver a Boedo es un sueño de todos los que somos hinchas de San Lorenzo de Almagro.

La Revista del Ciclón 191


Editorial

Diez años después…

Por Jorge Fuentes

“Si diez años después te vuelvo a encontrar en algún lugar, no te olvides que soy distinto de aquél pero casi igual”. (Andrés Calamaro)


¿Qué estabas haciendo hace diez años? Más exactamente: ¿Qué estabas haciendo el 13 de agosto de 1999? Quizás no te acuerdes, pero probablemente hayas estado en el mismo lugar donde estás ahora, esperando que el Ciclón saliera a la cancha para jugar contra Unión de Santa Fe.

Eran tiempos de Guillermo Franco, Pipa Estévez, Pipi Romagnoli, Mirko Saric y Bernardo Romeo en la cancha y de “vamos, vamos los pibes” en la tribuna. Pero volvamos a ese 13 de agosto de 1999, un par de horas antes de ese partido contra el Tatengue. Porque ese día apareció por primera vez La Revista del Ciclón.

Y casi sin darnos cuentas, se nos hizo 22 de agosto de 2009, y acá seguimos estando: entregando la edición 191 de lo que la mayoría de ustedes bautizaron “La revistita”. Ese diminutivo, créannos, no lo tomamos de manera peyorativa. Todo lo contrario. Para nosotros es una palmada en la espalda, un abrazo de alma, un “no aflojen, muchachos”…Y ese afecto que recibimos desde el comienzo mismo de nuestro nacimiento es el gran motivo por el cual, diez años después, seguimos acá, en los accesos al Nuevo Gasómetro para ofrecerles nuestro humilde revista, “hecha por hinchas de San Lorenzo para hinchas de San Lorenzo”.

Pasaron muchas cosas en estos diez años. Muchísimas. Buenas y malas, claro. Piensen en sus vidas. Piensen en la de San Lorenzo, que es el sentimiento que nos unió casi religiosamente cada vez que el Ciclón jugó en el Pedro Bidegain. Y ese “casi” es porque si no fuera porque ninguna papelera nos quiso vender papel en la última semana de marzo de 2002, por temor a una disparada del dólar, previo a un partido contra Gimnasia (salió 3 a 3, para más datos), hubiésemos tenido asistencia perfecta.

Pero no vamos a lamentarnos por eso ahora. Este es un momento de mucha felicidad para nosotros y no vamos a dejar que se empañe con malos recuerdos. También es un momento de una enorme gratitud. Para los anunciantes, muchos de los cuales nos acompañan desde aquellos primeros tiempos, y que se han transformado en verdaderos amigos.

Y hacia ustedes, por supuesto: los hinchas. Esos que supieron captar de inmediato cuál era la esencia de La Revista del Ciclón: Cero partidismo político, opiniones muchas veces “antipáticas” para la CD de turno, notas entretenidas y que tengan esos guiños que solo los cuervos entendemos, y, fundamentalmente, un corazón azulgrana así de grande. Hubo aciertos y errores, por supuesto, pero hay algo que jamás faltó en estas 191 revistas que hicimos en estos diez años: amor por el Ciclón.

Pasaron muchísimas cosas en San Lorenzo en estos diez años. Campeonatos, alegrías, desilusiones, broncas, el festejo del Centenario… Y nosotros, humildemente, estuvimos junto a los cuervos en todos esos momentos. Y lo vamos a seguir estando. Porque hoy, cuando salgan los once afortunados vestidos de azulgrana, vas a volver a cantar eso de “Esta campaña volveremo’ a estar contigo” con la Revistita apretada en la mano o en un bolsillo.

En definitiva, Cuervo, diez años después nos volvemos a encontrar en el mismo lugar. Y, la verdad, todos estamos distintos a aquella vez, pero casi igual… El amor por el Ciclón sigue siendo el mismo. O más grande.

Gracias por acompañarnos en todo este tiempo. Nos vemos el próximo partido. En el mismo lugar que nos venimos encontrando desde hace diez años.

La columna del Hermano Cuervo

Por Eduardo Bejuk

Podrán pasar mil años

Diez años son muchos. Tantos que esta revista nació el Siglo pasado y, en esa época, si veía en la calle a Ramón Díaz, seguro le recordaba su estirpe gallinácea y acto seguido, a la bendita madre que lo vio parir. Y si pasaba por la puerta del Monumental, me amargaba al imaginar que nunca saldría feliz de ese silencioso y atroz lugar. Y me reventaba eso de “ni una Conmebol”, aunque sabía que ya levantaríamos una Copa internacional.

Y con Huracán descendido (año 99), extrañaba el clásico. Y el único Pellegrini que conocía se corría en el hipódromo de San Isidro. Y Pablo Michelini era un tipo que había jugado en Deportivo Español, Pipi Romagnoli un pibito que pintaba bien y Sebastián Saja... ni sabía quién era.

Y con Huracán descendido (2003), extrañaba el clásico. Y soñaba con dar una vuelta olímpica en el Nuevo Gasómetro (y mientras, gastaba la cinta del VHS con las inolvidables imágenes del Rosariazo del 95). Y palpitaba que ese Romeo, tarde o temprano, iba a quedar en el corazón de la gente.

Y un tal Viggo, justamente en 1999, comenzaba a filmar una película en Nueva Zelanda que llevaría el nombre de El Señor de los Anillos (y se llevaba, además de varios kilos de yerba, un banderín de San Lorenzo).

Y el Rojo de Avellaneda tenía cancha. Y si me hablaban de Blanquiceleste, pensaba en un jabón para lavar la ropa. Y Boca era hijo nuestro.

Pará. Claro. Hay cosas que nunca cambian. Como el amor de esta gente, la hermosa gente de la Revista del Ciclón, por los colores de San Lorenzo. Así pasen mil años.

“Hoy San Lorenzo sería como el Real Madrid”

“Pensando en la vuelta” es una nueva sección que arranca en La Revista del Ciclón. Carlos Poggi, periodista de vasta trayectoria y actual director de la revista El Gráfico, es el primer hincha de San Lorenzo en contestar una serie de preguntas relacionadas con la vuelta de San Lorenzo al barrio de origen.

En los últimos años la ilusión de Volver a Boedo se convirtió en un tema capital para los hinchas de San Lorenzo de Almagro. La Ley de Reparación Histórica, la Plaza Lorenzo Massa, la Biblioteca Osvaldo Soriano, la Universidad del Tango y la compra de propiedades aledañas a la sede del club, constituyen algunos de los tantos objetivos que se pudieron cumplir para que San Lorenzo tenga, día a día, más presencia en el barrio donde supo nacer.

Teniendo en cuenta este panorama y considerando que Volver a Boedo es una cuestión que debe involucrar a cada uno de los más de 4 millones de cuervos que hay en el mundo, en La Revista del Ciclón iniciamos una nueva sección llamada “Pensando en la vuelta”.

La idea de esta nueva sección consiste en charlar con diversos hinchas de San Lorenzo, de reconocida personalidad y trayectoria, para que nos cuenten cuál es su opinión respecto de ese tema vital para la vida del club como lo es Volver a Boedo.

El primer personaje en responder a nuestras preguntas es Carlos Poggi, periodista de enorme trayectoria y actual director de la revista El Gráfico y, obviamente, hincha de San Lorenzo de toda la vida.

¿Conoció el Gasómetro, Carlos?
Sobradamente. Además mi viejo jugó allí en el final de la década del 20.


¿Cuál es el recuerdo más lindo que le dejó?
Los goles de Sanfilippo, los tiros libres de Facundo, los Matadores, los Carasucias y aquel 3-1 a Independiente en el ‘64 tras el robo en Avellaneda del ‘63.


¿Qué historia o anécdota recuerda siempre al pensar en el estadio de Avenida La Plata?
Un montón. Les cuento algunas. El hombre que tocaba la trompeta todo el domingo desde el partido de la tercera hasta el fin de la primera. La negra Petronila, que era una mujer de color que estaba siempre en la parte baja del sector de mujeres. Los muñecos Sugus. Qué lindos recuerdos.


¿En qué cree que afectó o perjudicó más la pérdida del estadio a la vida de San Lorenzo y de su gente?
El club perdió identidad, público e ingresos. Pensar que en la década del ‘50 se anunció con bonos patrimoniales, bombos y platillos el gran estadio monumental de cemento. Esa fue otra oportunidad perdida. De haberse concretado, hoy San Lorenzo sería como el Real Madrid.


¿Cree que la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata es algo factible de realizar o es sólo una ilusión?
Respondiendo con total sinceridad no creo que sea factible. Aunque no puedo dejar de pensar que sería bárbaro.


¿Cuál o cuáles cree que son los principales obstáculos para que San Lorenzo pueda concretar la vuelta al barrio que lo vio nacer?
Económicos financieros, sin ninguna duda.


Si con el paso del tiempo se concretase la vuelta de San Lorenzo a Avenida La Plata, ¿cuáles cree que serían los principales beneficios que tendría el club?
En ese supuesto, el gran cambio se vería en la cantidad de socios, que crecería muchísimo. Además, el club tendría más peso como institución y la localía sería pesada en serio.


Se están comprando varias propiedades linderas a la sede de Avenida La Plata. ¿Cree que empezar por ahí es el primer paso que conduzca también a la vuelta del estadio o son cosas paralelas?
Todo suma para que el arraigo se solidifique y tal vez eso ayude para el regreso del estadio. Pero yo creo que por ahora van por cuerdas separadas. Igualmente, es un gran beneficio para el pueblo azulgrana.

Si el principal impedimento para que San Lorenzo vuelva a Boedo fuese el factor económico, ¿Colaboraría con dinero para consolidarlo?
Sin dudas. Menos quitarle el pan a mis hijos/nietos, haría un esfuerzo.


¿Está dentro de sus máximos sueños como hincha, que San Lorenzo vuelva a Boedo?
Soy un soñador y soñar es algo fantástico. Ojalá algún día la utopía se cristalice.

Un Ángel en el cielo azulgrana

El pasado 27 de julio falleció Ángel Spadafore, un emblema del Ciclón. Angelito tenía 100 años y pasó casi toda su centenaria vida ligado a San Lorenzo. Conoció al Padre Lorenzo Massa, jugó al fútbol en el Oratorio San Antonio, fue jugador en las Inferiores y masajista durante casi 50 años. Ahora, se transformó en leyenda.

¿Existe la vida después de la muerte? Mamita, qué tema. Allí están las diferentes religiones tratando de convencer a los seres humanos de lo maravilloso que será el mundo después del último viaje si se afilian a su Dios. Y también están aquellos que creen que cuando suena el pitazo final se acaba el juego y listo. Chau, gracias totales, “úsenme de perchero o regalen mi riñón”, como cantaban los Caballeros de la Quema.


Sin embargo, los que sí existen son los hombres inmortales. Son aquellos que han tenido una vida tan trascendente y productiva que hasta la muerte se saca el sombrero delante de ellos. Es el caso, sin dudas, de Ángel Spadafore, que falleció el pasado 27 de julio, luego de vivir 100 años, la gran mayoría de ellos junto a San Lorenzo de Almagro. Angelito no necesita presentación para la comunidad cuerva. Pero esta revista le llega a hinchas muy jóvenes, a periodistas que no necesariamente están obligados a conocer la historia azulgrana y, a veces, hasta a hinchas de otros clubes.


A todos ellos, hay que contarles que Angelito fue (y es) un símbolo de San Lorenzo. Que conoció al Padre Lorenzo Massa. (“Nos dejaba jugar a la pelota si antes íbamos a misa”, recordó en una entrevista concedida a La Revista del Ciclón en 2003). Que jugó al fútbol en el mismo lugar que lo hicieron los Forzosos. Que llegó a jugar hasta en la Reserva del Ciclón, en los tiempos del Amateurismo. Que vio jugar a todas las glorias azulgranas. De Carricaberry a Sanfilippo. De Urso a Villar. De Martino a Scotta… Sí, a todos. Incluso, muchos de ellos pasaron por sus manos, ya que desde 1958 hasta no hace mucho, mientras el físico se lo permitió, fue masajista de los planteles de Primera División y de las categorías menores.


“Es un gran aliciente para mí que la gente de San Lorenzo me recuerde, que me tengan presente, que me hagan notas, eso significa que uno es una buena persona. Eso es lo más importante de todo”, le expresó con humildad a este medio en otra ocasión.

Angelito (nunca mejor puesto un nombre) se fue al cielo azulgrana. Allí se juntó con el cura Lorenzo, con Jacobo Urso, con Rinaldo Martino y con unos cuantos cuervos inmortales más. Claro, ya no es jugador, ni masajista. Ahora es una leyenda. Para siempre.